No hay nadie que de niño no haya soñado con tener una casa del árbol. Luego uno crece y cambia de opinión pensando que eso de vivir entre las ramas quizá no sea la mejor idea… ¿o no?
Foster Huntington es un fotógrafo que renunció al trabajo que tenía en el 2011 pues según él, no tiene caso vivir encerrado en una ciudad mientras paga miles de dólares para poder mantenerse. Después de viajar por 3 días sin rumbo fijo se acordó de lo mucho que de niño le gustaba vivir en lugares pequeños, como las tiendas de campaña. Por eso se le ocurrió la idea de vivir en una casa del árbol.
Así, con sus propias manos y con la ayuda de sus amigos más cercanos comenzó a construir su nuevo hogar en un par de árboles que encontró en el condado de Skamania, en Washington. No gastó en cemento ni en materiales de construcción demasiado costosos.
El resultado final fueron dos construcciones de 20 m2 -cada una en un árbol gigante- que se conectan mediante un puente de madera. En uno vive él, mientras que el otro está destinado para los visitantes.
Vean qué bonito:
Sí, vive como los Ewoks, pero en versión más hipster.
Por si fuera poco, Foster también tiene una pequeña pista de skate donde pasa las tardes patinando.
Foster descubrió que todo lo que necesitaba en la vida era su casa del árbol y tener acceso a las redes sociales. Chale… quiero una hogar igual.
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